18 jul 2007

Y con ustedes... ¡Farm Bill!

Que conste: Farm Bill no es el héroe de una nueva película de vaqueros. Para muchos quizá sería mas bien el villano. Este año está por renovarse el programa federal (que data de los años treinta) de miles de millones de dólares destinados a políticas de ayuda para cultivos, la alimentación y la vida rural. En una palabra: subsidios. ¿Por qué los subsidios no son tan buenos como algunos piensan? En primer lugar, porque la mayoría de las personas del campo no se benefician de ellos. ¿Quiénes son los ganadores? Los cultivos de tipo corporativo. Es decir, nuestros impuestos ayudan para que los agricultores puedan producir a bajo costo y así las grandes compañías (como Cargill, ConAgra, etc.) obtienen buenos ingresos. Desgraciadamente este programa no apoya suficientemente (me pregunto si en algo) a los productores de frutas y verduras, con lo que la dieta de este país termina siendo alta en carbohídratos. Aquí valdría la pena examinar el rol que tiene el jarabe de maíz (corn syrup), que prácticamente está presente en todo. En fin, más gente obesa, y por ende, más problemas de salud. Pero el poder ($$$) de las grandes corporativas siempre se impone, aunque no sea para el bien común.

Curiosamente, los condados estadounidenses con la más alta concentración de subsidios están entre los más pobres del país, también tienen los índices más bajos en creación de empleos y un nivel de población en declive, es decir, la gente emigra hacia otros lugares o a la ciudad en busca de mejores oportunidades. Umm, ¿no suena familiar este patrón? Bueno, eso es porque desgraciadamente las consecuencias de estos programas se extienden más allá de las fronteras. Es el caso, por ejemplo, de México, donde las autoridades se han venido quejando de que los subsidios en Estados Unidos hacen que los productos de los campesinos mexicanos sean poco competitivos, ya que no pueden sostener los bajos precios de los productos estadounidenses. Bueno, nos vendieron el Tratado de Libre Comercio como panacea y ahora no sabemos qué hacer. Curiosamente, el Tratado de Libre Comercio, que solo beneficia a las transnacionales, afecta de igual manera a los agricultures y trabajadores a ambos lados de la frontera. El caso es que los agricultores mexicanos tienen que dejar el campo por la ciudad, o, peor aún, los Estados Unidos. Problemas globales, consecuencias globales: necesitamos soluciones globales.

No es justo para los agricultores. Están entre los más pobres, los más explotados, y los más mal pagados. Ahí están, por ejemplo, los trabajadores del campo indocumentados, en Estados Unidos.

Es difícil poder cambiar esta situación de la noche a la mañana, pero de una forma u otra, todos estamos envueltos en ella. Quizá podamos comenzar haciendo un poco más de presión para que las cosas se hagan de forma más justa, y más saludable. A nosotros nos conviene que las cosas cambien, a las grandes compañías no. Si el poder se los da el dinero, pues no les demos ese poder.

Farm Bill. ¿A quién le conviene?

2 comentarios:

hurry_1982 dijo...

Gran Blog,saludos desde Palma de Mallorca (Islas Baleares) Spain.

Viendo esto es difícil saber si es peor la PAC europea o la Farm Bill, me lo ponen difícil jejeje

Xamoy dijo...

Gracias por tu comentario. Yo te envío saludos desde San Francisco, California, tan lugar muy interesante como diverso; aunque me encantaría poder conocer las ISlas Baleares. Saludos.